Al enterarse del hecho, los encargados de la recolección, con los cargamentos de metales preciosos que se encontraban en pleno traslado por el camino de los incas, decidieron enterrar lo recolectado con el fin de preservarlo de la desmedida ambición de los conquistadores.
Estas recolecciones fueron enterradas a lo largo del trayecto del camino de los incas, acordando colocar señales de la figura de peces: pez grande, pez mediano y pez pequeño: Indicando el tamaño del pez la magnitud del entierro.
Cuenta la leyenda que el pez pequeño fue encontrado, por huaqueros a los bordes del camino del inca en el trayecto que pasa por Nazca, Ica. El pez mediano, en cambio fue encontrado muy cerca del camino que recorre el valle del Mantaro. Faltando encontrar el pez grande. La leyenda cuenta que habían evidencias según los datos recolectados de la versión oral de los que ayudaron en el transporte, se encontrase en el trayecto entre las provincias de Sihuas y Pallasca.
Un huaquero, que ignoraba la leyenda, mientras realizaba excavaciones en las alturas de Quingao, por los cerros que rodean la meseta de Callampita, al lado de la laguna de Violín Cocha, encuentra por pura casualidad, la figura del pez grande y con la certeza de que señalice la presencia de un tesoro en las profundidades, dinamita el lugar, pero sólo encuentra la figura de un pez mediano. Un poco decepcionado decide volver a dinamitar el lugar, para a su vez encontrar la figura de un pez más pequeño que los anteriores. Al remover la figura del pez, encuentra debajo una piedra de forma cuadrada y de color blanco, con un orificio en el centro con la forma de un lingote de oro, pero del tesoro, ninguna evidencia. Los tres peces apuntaban en una dirección, se cree que apuntaran hacia el cerro denominado Piruro Hirca.
Interpretando el hallazgo, se deduce que la figura de los peces serían un señuelo para engañar a los ladrones de tesoros. Pero que indican un lugar importante en los alrededores, es seguro, ya que estaban los tres en el mismo lugar y en diversos niveles. Y que la verdadera señal sería la piedra blanca y su forma. O tal vez la piedra blanca vaya asociada sólo a la figura del pez pequeño.
Según la creencia colectiva, se afirma que la piedra blanca estaría indicando las cimas del cerro Piruro Hirca, o sus alrededores. Sustentan su creencia, en la experiencia contada por los lugareños: "Que todo animal o persona que se acerque a las inmediaciones del cerro muere con hemorragia, se presume causada por el antimonio o monóxido de carbono" emanaciones que evidencian la presencia de metales preciosos. No en vano el cerro se llama Piruro Hirca, que en Quechua quiere decir, piedra perforada (tortero) que sirve para el uso en los quehaceres del hilado, de la forma exacta como la encontrada en las excavaciones.
Autor: Dimas Torrejón Gonzáles
Según la creencia colectiva, se afirma que la piedra blanca estaría indicando las cimas del cerro Piruro Hirca, o sus alrededores. Sustentan su creencia, en la experiencia contada por los lugareños: "Que todo animal o persona que se acerque a las inmediaciones del cerro muere con hemorragia, se presume causada por el antimonio o monóxido de carbono" emanaciones que evidencian la presencia de metales preciosos. No en vano el cerro se llama Piruro Hirca, que en Quechua quiere decir, piedra perforada (tortero) que sirve para el uso en los quehaceres del hilado, de la forma exacta como la encontrada en las excavaciones.
Autor: Dimas Torrejón Gonzáles
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